Carta de enamorados lenguaje Giglico
Apenas se veían, algo como un espíritu los ataría, los magnetizaba y apasionada, de pronto era el ciclón, las calles enloda, la vereda resbaladiza del norte, los truenos del ocaso en una tormenta sobrenatural , !Tormenta! !Tormenta! !Amantes en la plaza del pueblo, se sentía vociferar, viejecitos y niños temblando el horizonte, se vencían las columnas, y todo se disipaba en un profundo silencio, en oleadas de uspendidas gasas , en quietudes casi milagrosas el siguiente encuentro.
Equipo Ana Paola Rosales Del Valle y Yessica Iglesias Romo.
Apenas el le declamaba el poema, a ella se le agitaba el corazón y caían en murmuro las lagrimas , en salvajes caricias y excitantes suspiros . Cada vez que el intentaba retener las fuerzas de amarlo, se enredaba en un gemido exagerado y tenia que volver la cara atrás, sintiendo sus piernas desmoronarse; de nuevo frente a frente, se iban acercando, suplicando amor, hasta quedar flotando como el aire de la pasión, al que se unieron, con unas gotas de cariño. Y sin embargo, era apenas el inicio porque en un momento dado ella se relajaba en angustia, permitiendo que el se acercase con suavidad su masculinidad.
Apenas se entrelazaban, digo como una fuerza mayor los incitados, los extra exaltaba y los paralizaba a la vez de pronto… el clímax, la máxima expresion de placer, la jadeante entrega del amor. Mas ! Mas! Posados en el éxtasis, perdidos y maravillados, en las sabanas de blanco satín, en caricias de fuerte pasión , se sentían hasta el limite de sus energías de enamorarse, y nunca morir.
Equipo: Juana María Pacheco Hernández
Rosa Alejandra Murillo Tinoco
Brenda Guzmán Vega.
El giglíco de Cortázar
Apenas el le recitaba el poema, a ella se le agolpaba el sentimiento, y caían en caricias, en salvajes gozos en gemidos exagerados. Cada vez que el procuraba reclamar las piernas, se enredaba en un abrazo quejumbroso y tenia que acomodarse de cara al pene, sintiendo como poco a poco las piernas se separaban, se iban excitando, aflojando, hasta quedar tendido como el ser de sentimientos al que se le han dejado caer unas células de amor.
Y sin embargo era apenas el principio por que en un momento dado ella se acariciaba los senos, consintiendo en que el aproximara suavemente sus testículos apenas se penetraban, algo como un gemir los impulsaba, los excitaba y elevaba de pronto era el orgasmo, la excitaba estimulada de las caricias, la calida expresión del orgasmo los orgasmos de la eyaculación en una sumisa pausa !me vengo! !me vengo! Excitado en la cama del pecado se sentía satisfecho, perdido y cansado. Temblaba el pene, se vencían los músculos y todo se resolvía en un profundo besos, en caricias de bastante sentimiento, en caricias casi crueles que los llevaba hasta el limite de las pasiones.
Por Ismael Reyes Navarro.
Apenas el le declamaba el poema, a ella se le aceleraban los latidos y caían frenéticos, en salvajes amoríos, en profundos suspiros. Cada vez que el le procuraba sanar las cicatrices, se enredaba en un ardoroso dolor y tenia que apartarse frente a su amada, sintiendo como poco a poco las heridas se profundizaban, se iban acercando, redimiendo hasta quedar tendidos como tapete de lirios al que se le han dejado caer unas gotas de roció.
Equipo: Cruz Aceves Hiyliana
Hernández Macias Miriam Carolina
Labeaga Godinez Ingrid Guadalupe.
Apenas el le acariciaba el cuerpo, a ella se le subía la sangre y los dos caían en un abrazo, con salvajes movimientos y suspiros agitados. Cada vez que el intentaba sentir su cuerpo se enredaba en un grito quejumbroso y volteo la cara de frente sintiendo poco a poco como su piel se desplegaba, se iba convulsionando hasta quedar tendido como una marioneta de madera al que le han dejado caer unas gotas de estupor . Y sin embargo era paneas el principio por que en un momento dado ella se mordía los labios consintiendo que el aproximara suavemente. Apenas se abrazaban, algo como un huracán los envolvía, los presionaba, los revolcaba, de pronto como un ciclón, la convulsionaba furia de los vientos, la jadeante exaltación de la pasión y el estruendo del máximo placer para luego caer en la nada. sentados ya al borde se sentía el mar, las nubes, y el viento. Tiembla el cuerpo . Vencían el cansancio y todos daba vueltas como en torbellino, con abrazos largos, caricias crueles que llevaban hasta el limite del agobio.
Equipo:
Estrada Lizeth España
Rocio Serrano
Ana María Godinez
Adriana González
Apenas el le recitaba el poema, a ella se le estremecía el corazón y caían en pasiones, en salvajes caricias, en suspiros desesperantes. Cada vez que le besaba el cuello, se entregaba en un suspiro apasionado y tomándola de su rostro con caricias al amado, sintiendo como poco a poco las rodillas se le estremecían, quedando cuerpo a cuerpo, quedando unidos los amantes cayendo en un beso apasionado, e y esto solo era el comienzo, estando ella totalmente enamorada, esperando que el acercara sus labios suavemente a los suyos. Acercando sus cuerpos, sabiendo que no podrían estar unidos, por un gran temor, entonces reaccionando, regresándoles las fuerzas a sus cuerpos, nuevamente envolviéndose en la pasión, en caricias y besos incontrolables, envueltos en suspiros y extasiados de amor . !Amada! !Amada! Murmurándole al oído, se sentía ilusionada, enamorada y amada. Temblándole el corazón, sucumbía en sus deseos y todo se les olvidaba por su profundo amor, entregándose por completo a su pasión, cayendo en un profundo éxtasis de caricias y besos que los llevaba a rebasar el limite del su eterno amor.
Equipo: Luis Humberto Velazquez Zuñiga, Cesar Uriel Orozco Ortiz
Saúl Rubén González García ,
Juan Manuel Esquivias Farias
Juan Manuel Esquivias Farias
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